Tras la Guerra Civil española (1936-1939) y el ascenso al poder de Franco, muchos de los avances en ciencias, logrados a principios del siglo XX, se vieron frenados, dejando a España en desventaja respecto a otros países. Los trabajos de investigación se centraron en ciencia aplicada, radioelectricidad, electroacústica, mecánica, comunicaciones y óptica, a fin de obtener instrumentos que pudiera utilizar la empresa militar del estado, como prismáticos, sextantes, telémetros, spotter o periscopios.

 

Además del Instituto Nacional de Industria, (INI) se crearon diversos centros y laboratorios de investigación como el Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial (INTA) y el Laboratorio y Taller de Investigación del Estado Mayor de la Armada (LYTIEMA), creado en 1944, y el Instituto de Óptica Daza de Valdés. Estos últimos estuvieron dirigidos por José María Otero de Navascués y a ellos estuvo ligada la carrera investigadora de Piedad de la Cierva.